El hormigón una vez fraguado y endurecido es, al fin y al cabo, una piedra. Si tu intentas aplastar una piedra te parecerá prácticamente imposible romperla, es decir, su resistencia es compresión es muy elevada.

Claro está que si utilizamos unos medios determinados podremos romper la piedra, siempre y cuando el peso que se imponga supere la resistencia a compresión citada. Por lo tanto, una columna hecha de hormigón en masa, sin armar, podremos colocarle peso encima que lo podrá soportar y cuanta más sección tenga, más peso aguantará.

Pensad por ejemplo en las grandes columnas de las iglesias o de los templos griegos.